dijous, 30 d’octubre del 2014

VENDIMIA


Givors, septiembre de 1922

Se levanto de la cama y se vistió, María tenía calambres y punzadas en la barriga. Estaba de siete meses y ya sabía que aquella jornada de trabajo se le haría eterna. Hacia dos semanas que habían llegado en tren para la vendimia parecía que el tiempo se había detenido, los días eran tan similares unos a otros que a María le daba la impresión de caminar en un círculo cerrado.

Aquella mañana hacía frío, miró a su hijo Juan mientras dormía, con los rizos rubios despeinados,volvería a pasar el día con la Tata Ana y los otros niños.  Se movía con pesadez, después de días en el campo le dolía la espalda y tenia las manos llenas de heridas. Mientras preparaba el almuerzo, pan seco y las morcillas que habían traído de Portilla, se sintió mojada.

José que estoy de parto – gritó con miedo

Avisaron a Manuela, cuando llegó los calambres eran cada vez mas fuertes y el dolor le hacía perder el sentido. Después de horas de lucha salió el primer bebe, muy pequeño...demasiado y al cabo de unos minutos el siguiente. Y entonces Maria se sintió muy débil, a su alrededor todos corrían con sabanas manchadas de sangre y ella solo podípensar en su hijo durmiendo con los rizos rubios despeinados. Cerró los ojos y se fue, dos días después sus gemelos.



El día que se casó su hijo Juan puso la foto de María presidiendo su salón para sentirla cerca y no olvidarla.

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