Sábado 14/4/1962 Viaje a Suiza.
Llego a casa del Señor Rosell a la tres y diez minutos de la tarde, la Señora también está en casa, me sonríe y me saluda amablemente. Recojo las maletas y las coloco en el coche, mientras estoy en la calle veo llegar a sus nietos, se acercan al coche y me preguntan si sus abuelos están en casa, suben para despedirse. Media hora más tarde vuelvo a subir al piso, cojo la última maleta y todos bajan definitivamente. Vamos a emprender el viaje, su hija y sus nietos nos despiden en la puerta. Marchamos en dirección a casa del Señor Olesa, abogado de la compañía Iberia y profesor de derecho de la Universidad de Barcelona. Llegamos a su domicilio en la calle Jose Antonio nº 438 4º2ª recojo sus maletas y las de su madre, la Sra Olesa, las coloco en la baca. Llevamos portaequipajes supletorio, coloco la maleta y lo tapo con un toldo con alas.
A las cinco salimos hacía la calle Aragón, paro en el Servicio Estación y compro mas cordón de plástico para toldos. Conduzco dirección a la Junquera, voy muy despacio pues hay mucho tránsito, estamos en la carretera y los camiones no nos dejan pasar. A la altura de Mataro el tránsito es más fluido, pero amenaza lluvia. Cerca de Arenys empiezan a caer algunas gotas, conforme avanzamos hacia el interior las gotas se convierten en lluvia y hace bastante aire. En Palau Tordera debido al aire se rompen las cuerdas del toldo y tengo que bajar del coche para volver a amarrarlo, está lloviendo y voy con el chaquetón de piel. Continuamos sin novedad, a las ocho menos diez de la tarde paramos a dos kilómetros de Girona y tomamos un café (importe de consumicion 35 pts). A las ocho estamos listos y continuamos dirección a Figueres y vemos su castillo en la parte alta. Dejamos la ciudad a nuestras espaldas y nos dirigimos a la Junquera.
Llegamos a la ciudad aduanera a las nueve y nos dirigimos a la frontera. Al enseñar nuestra documentacio a la policía, sorpresa, el Sr Olesa tiene el pasaporte caducado, vencimiento seis de abril. El funcionario nos dice que no puede pasar, intentan dar una solución presentando otra documentacion y su personalidad. Tenemos que volver a la Junquera y conseguir que el comisario le haga un pase de 24 horas y a ver si en Perpignan se lo puede arreglar. Ya en la Junquera nos comentan que el comisario no está y entonces llaman el Inspector de Servicio que se presenta inmediatamente. Le cuentan la historia, se da a conocer el Sr Olesa y dicho inspector apellidado Delalamo se hace cargo de la situación y le emite un documento valedero para todos los días que va a durar el viaje.
Volvemos a pasar a la diez y media de la noche por la frontera del Pertus, solo faltan 31 kilómetros para nuestro destino. Llegamos a Perpignan, cena en el Gran Hotel, entremeses variados y un cuarto de pollo, pues apenas tengo apetito. Después de cenar llevo el coche al garaje y me acuesto a las doce y cuarto.
Llego a casa del Señor Rosell a la tres y diez minutos de la tarde, la Señora también está en casa, me sonríe y me saluda amablemente. Recojo las maletas y las coloco en el coche, mientras estoy en la calle veo llegar a sus nietos, se acercan al coche y me preguntan si sus abuelos están en casa, suben para despedirse. Media hora más tarde vuelvo a subir al piso, cojo la última maleta y todos bajan definitivamente. Vamos a emprender el viaje, su hija y sus nietos nos despiden en la puerta. Marchamos en dirección a casa del Señor Olesa, abogado de la compañía Iberia y profesor de derecho de la Universidad de Barcelona. Llegamos a su domicilio en la calle Jose Antonio nº 438 4º2ª recojo sus maletas y las de su madre, la Sra Olesa, las coloco en la baca. Llevamos portaequipajes supletorio, coloco la maleta y lo tapo con un toldo con alas.
A las cinco salimos hacía la calle Aragón, paro en el Servicio Estación y compro mas cordón de plástico para toldos. Conduzco dirección a la Junquera, voy muy despacio pues hay mucho tránsito, estamos en la carretera y los camiones no nos dejan pasar. A la altura de Mataro el tránsito es más fluido, pero amenaza lluvia. Cerca de Arenys empiezan a caer algunas gotas, conforme avanzamos hacia el interior las gotas se convierten en lluvia y hace bastante aire. En Palau Tordera debido al aire se rompen las cuerdas del toldo y tengo que bajar del coche para volver a amarrarlo, está lloviendo y voy con el chaquetón de piel. Continuamos sin novedad, a las ocho menos diez de la tarde paramos a dos kilómetros de Girona y tomamos un café (importe de consumicion 35 pts). A las ocho estamos listos y continuamos dirección a Figueres y vemos su castillo en la parte alta. Dejamos la ciudad a nuestras espaldas y nos dirigimos a la Junquera.
Llegamos a la ciudad aduanera a las nueve y nos dirigimos a la frontera. Al enseñar nuestra documentacio a la policía, sorpresa, el Sr Olesa tiene el pasaporte caducado, vencimiento seis de abril. El funcionario nos dice que no puede pasar, intentan dar una solución presentando otra documentacion y su personalidad. Tenemos que volver a la Junquera y conseguir que el comisario le haga un pase de 24 horas y a ver si en Perpignan se lo puede arreglar. Ya en la Junquera nos comentan que el comisario no está y entonces llaman el Inspector de Servicio que se presenta inmediatamente. Le cuentan la historia, se da a conocer el Sr Olesa y dicho inspector apellidado Delalamo se hace cargo de la situación y le emite un documento valedero para todos los días que va a durar el viaje.
Volvemos a pasar a la diez y media de la noche por la frontera del Pertus, solo faltan 31 kilómetros para nuestro destino. Llegamos a Perpignan, cena en el Gran Hotel, entremeses variados y un cuarto de pollo, pues apenas tengo apetito. Después de cenar llevo el coche al garaje y me acuesto a las doce y cuarto.
